¿El género humano es el centro de la Creación? ¿Acaso no seremos más que hologramas habitando un simulacro? ¿O debemos considerarnos concesionarios en un planeta apto para la vida? Si, como plantea la última línea del “Epílogo incierto”, será inevitable que vuelva el tiempo de las grandes preguntas, Natura podría funcionar como el gimnasio en el que un novato, incluso uno apenas curioso o indiscreto, entrene sus habilidades inquisitivas bajo las luces —o las sombras— de alguna de las “cuatro matrices metafísicas” que de un modo u otro nos constituyen y que, según el propio Capanna, son la fuente de las diversas concepciones del mundo, la historia y la naturaleza a las que nos remitimos…